Días atrás, en un evento parroquial con presencia del Obispo de su juridicción, pude contrastar el discurso del Cura Párroco -que asumía ese día- con el de otro sacerdote, cuya homilía había escuchado la semana anterior.
No viene al caso citar a que pastores me refiero, pero si resulta ejemplificador ver las diferentes maneras de encarar la realidad que hoy está viviendo nuestra querida Iglesia:
En uno de los casos, se habló de los escándalos de naturaleza sexual que afectan al seno de la Iglesia, haciéndose hincapié en la naturaleza humana y pecadora de los que componemos la misma, haciendo un fuerte llamado a una conversión de todos nosotros, condenando a dichos pecados como a los pecadores, y tomando como eje que, dichos malos ejemplos, pudieran ser disparadores para que, todos aquellos que sienten vocación religiosa, vieran en esto una oportunidad para dar todo de si, y entregándose al Señor, pudieran mostrar que pueden haber sacerdotes Santos... Sin duda, hay muchas posibilidades que así sea. Pero no me quiero referir a este tema puntual, o sea al contenido en si mismo, sino al efecto discursivo que produce. Vamos a contrastarlo con el otro ejemplo.
En el otro caso, el Párroco que asumía ante su feligresía, se tomó casi veinte minutos - y debo mencionar, que ante el desagrado de varios de los presentes por la extensión del mismo- en señalar -no de forma concreta, sino mas bien como forma de motivar a los presentes- que pongamos el hincapié en contemplar aquello que hacemos, y para quien lo hacemos - obviamente, Jesús-; recordando que la tarea es para todos en común unión, no en forma aislada, y que todos somos imprescindibles en la Parroquia. También aquí se hizo referencia a los escándalos que mencioné mas arriba, pero casi al final del mensaje, no sin remarcar la importancia del tema, pero haciendo hincapié en el trabajo, en la misión de la parroquia; no en la necesidad de "responder un ataque" sino en "evangelizar".
Filosofando un poco, pronto podríamos ponernos a pensar en que aquellas primeras comunidades cristianas, sobre todo en aquellos momentos en las persecuciones por la fe, según muchos relatos de los primeros tiempos, seguían firmes en la fe, manteniendo inmodificable su estilo de vida, y su trabajo en pos de la evangelización.
Si bien, ante los errores y horrores que cometían muchos de los integrantes en materia de magisterio, la tarea de los miembros de la Iglesia era señalarlos, y guiar a los demás hermanos en el camino de la Fe correcta; ante los momentos más difíciles, prevaleció el espíritu animado y misionero...
¿A donde quiero llegar con todo esto? Es tratar de descubrir en que fallamos cuando elaboramos nuestros proyectos, nuestras planificaciones... o simplemente, como encaramos nuestra participación en la comunidad parroquial.
Una actitud "reactiva"; que solo responda a la coyuntura de lo que nos va sucediendo... que solo nos haga "llenar de temas las clases de catequesis" "planificar el año de actividades porque lo piden del Consejo Parroquial" o "hacer un evento para recaudar fondos", solo nos llevará proclamar frases ante un público cada vez menor; mientras que una forma "proactiva" de encarar la realidad, poniendo la mirada en aquello que queremos para nuestro barrio, nuestro entorno, nuestros amigos y nuestras familias, seguramente permitirá de contagiar ánimo y ganas que transformen todos los lugares donde estemos, y seguramente, permitirán multiplicar nuestro trabajo evangelizador.
Ustedes... de que forma se insertan en la pastoral de la parroquia?
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